miércoles, septiembre 13, 2006
Como en la foto.
Rayada, confundida, movida, sucia, manchada y olvidada.
Me siento como esta foto de máquina que encontré entre mis cosas.
Una madrugada, caminando por Pardo con Susy, vimos una maquinita para tomar fotos. Estaba en la librería Época (no sé si existe la maquina o la librería), en la parte de afuera. Nos entró un arranque y nos tomamos una secuencia de fotos con miles de caras.Al final de tanta cara me salió una con una sonrisa tristona, a pesar del chongo que Susy metía afuera, afloró como si al mirarme un buen rato en el espejo hubiera hecho que el reflejo real quisiera mirarme.
Cuando llegué a casa (vivía sola en esa época), me quedé mirando la foto por horas. No, aunque estuviera sonriendo no estaba feliz. Tampoco era la de las otras fotos. Era ésta. Quise desaparecerla. De hecho sufrió rayaduras con lapicero, delineador, arrugadas, la metí dentro del vaso con agua que tengo en la mesa de noche, ufff...
Pero ahí está. Sigue ahí, con su sonrisa congelada.
Y ahora la encontré en un cajita que dice "Marce - Personales". Las cosas MÍAS que traje a este depa. La miré con cariño y la escaneé.
¿Te soy sincera, Marce? Parece que estuvieras más feliz que ahora. Hoy me siento peor que una foto carnet.
Garabatéame Publicar un comentario
Tu blog tiene eso que te llama la atención, que está bien dirigido hacia el típico lector que busca algo de historias que, reales o no, producen el mismo efecto, y eso es lo que cuenta, es más, ese travieso misterio incentiva aún mas el imaginativo de, seguro, tus ya fieles lectores.
Tenía frío, hasta que encontré tu blog.
Saludos =)
Esa máquina de fotos se quedó enamorada de tí.
Qué complejas son las mujeres!... pero qué entretenido es leerlas!
smos tanto, a veces son esas fotos las q nos muestran cosas q no se ven a simple vista, es la 1era vez q me paso por aquí ,saludos