martes, septiembre 12, 2006

¿Sin ganas? prueba cobrar por hacerlo.

Ahora que escribía sobre los primeros años, han venido a mi mente algunos pasajes, felices y otros no tanto, de mi vida con mi "marido".

Recuerdo uno con sentimiento extraño. Fue divertido, pero muy deep. Medio oscuro. No sé si me hizo feliz, me cago de risa al recordarlo, pero al final quedé con una desazón de chiquilla tonta. Menos mal ya superé esas tonteras.

Habíamos tomado mucho vino ese día. Veníamos de celebrar que él acababa de recibir la primera gratificación, en lo que fue su primer trabajo, y la había sacado todita del banco. Bien huachafo la tenía toda en la billetera. Todo en billetes de cien.

Subimos a mi cuarto, no estaban mis papás, y aprovechamos. Yo estaba cansada, veníamos de comer y de bailar. Me moría de sueño. Por el contrario mi compadre estaba más encendido (y erecto) que el faro de Miraflores.

Me besuqueaba y yo, como que me iba a mi cuarto diciéndole: "ahorita viene mi vieja... te va a encontrar arriba y ahí sí...", nada. No ligaba nada. Entramos a mi cuarto y cerró la puerta. Inciamos un juego medio rudo, que al comienzo me molestó, pero que al final fue interesante por lo que les contaré más adelante.

Me empujó a la cama, nunca había hecho algo así. Estaba totalmente fuera de sí, en buena onda, arrechón, pero ya veía que no tenía salida. Yo como que jugaba: "voy a gritar... ¡vecinooos, ayudaaa!" el hecho es que le fue difícil sacarme el blue jean por lo apretado que lo llevaba. Cada vez que lo intentaba me hacía daño y me estaba molestando, mientras tanto me besuqueaba, me lamía la oreja, me mordía las tetas, me ponía nerviosa, me estaba alterando y poco a poco fui pasando de la anécdota arrechona al "cómo chucha salgo de esta sin meterle un rodillazo en las bolas"...

Y el foco se me prendió: él se sacó la camisa fuera del pantalón y, automáticamente, puso sobre la mesa su billetera. Ahí me di cuenta que sí, las mujeres tenemos nuestras armas. Poderosas armas.

"Espera", le dije, mientras lo miraba a los ojos seria y lo aparté con firmeza. "¿Quieres que te haga de todo? Primero déjame chupártela, todo lo que quieras y luego me la metes rico ¿si?" Él sonreía y casi se mordía los labios ¡estaba hecho un animal! volvió a quererme abrazar, con la otra mano se sacaba el pantalón y lo detuve.

"Déjame hacerlo a mí, suavecito. Yo soy tu putita ¿si? déjame ser tu putita... ¿quieres que sea tu putita hoy?"

Él asentía con la cabeza, ya como en trance, mientras yo me desabotonaba lentamente un botón, dos botones, tres... ya estaba en mis manos.

Fue entonces que me detuve.

"¿Quieres que te la chupe? Rico te la chupo todo lo que quieras" mientras se lo decía le abría el cierre del pantalón. Él se acomodó en el silloncito que tenía al lado de mi cama.

"Pero te va a costar, las putas cobramos y yo voy a ser tu putita hoy ¿no?".
"Cuánto..." me preguntó, yo sólo le dije lo que él creía que valía una mamada mía. El infeliz sacó un billete de soles (creo que eran cincuenta) y me reí sarcástica mientras me abotonaba los tres botones de la blusa.

"Si salgo a la calle o imagínate que me quedaba en la discoteca... me levantaba a un tío de esos que tienen billete... ¿cuánto crees que le hubieran pagado a tu putita por una mamada como la que te voy a hacer?"

Sacó cien dólares. Sonreí y procedí con lo pactado. Fue fácil, largo pero fácil. Ya cuando estaba a punto de caramelo, cuando ya el pene se contraía en mi boca (una ya sabe cuándo comienzan los primeros sabores del placer masculino) me detuve. Él intentó pajearse un poco y le aparté las manos. Me acerqué a su glande y le pregunté "¿Ya estás como para llenarme? Tu putita está mojadita y esperando que me hagas de todo. POR TODOS LADOS". Uy, para que dije esa última frase. Se puso de pié, me quiso llevar a la cama, no podía más (con esa arrechura sabía que no aguantaría ni un minuto).

"Ya pagaste por la mamada... soy una puta, pendeja, que te va a hacer gozar. Un servicio de primera. ¿Cuánto vale CACHARTE a una puta como yo? Me la vas a meter riquísimo ¿cuánto vale eso?"

Lo cagué. Para las chicas que me leen... usen esa palabrita poco. Es efectiva, pero me suena revulgar. Vean cómo se ponen sus parejos (o sus pajeros) cuando la dicen. Díganla cuando ya están arrechos, sino quedan como "bataclanonas".

Cien dólares más que no recibí, sino que le entregué mis senos para que los ponga en mi sostén. Lo hizo muy bien. Chupó mis pezones y me comencé a arrechar. Pero concentrada, eso sí, porque biznes son biznes.

Me saqué el jean y me senté encima de él. Lo que pensaba, reventó en menos de treinta segundos (la plata más fácil que me he ganado en mi vida), quedó muerto. Yo aproveché y me comencé a sacar lo que me quedaba puesto: la blusa y las medias.

Solapa metí mis docientos dólares ganados con el sudor de ¿mi frente? en el cajón y de ahí mismo saqué unas pantys que tengo (bien calentonas) y me puse el uniforme del colegio (me quedaba todavía ¡y ya estaba como en quinto ciclo de universidad!).

Él me veía hacer todo con una mezcla de arrechura y de embriaguez (no estaba borracho pero acababa de llenarme de una manera descomunal... nunca sé si perder semen es lo que cansa a los hombres, porque fui yo la que hizo la mayor parte del trabajo), me hice dos colitas y me caminé por el cuarto. Lo saludé como si no lo hubiera visto y me senté en la cama.

Abrí las piernas frente a él y, mientras lo miraba me comencé a masturbar (nunca lo había hecho delante de él!) me miró unos dos minutos, mientras intentaba hacerlo él también. Poco a poco vi su pene recuperarse. Yo estaba mojada (por su semen) pero me estaba empezando a secar (se seca rápido) cuando vi que su pene estaba nuevamente arriba (bueno un poco maltrecho pero ahí estaba). Todo ese tiempo estuve mirándolo a los ojos y gemía como en película porno. Me eché boca abajo y, con la mano por debajo de mi me seguí tocando mostrándole las nalgas (levantándolas). Le dije si no iba a terminar lo que había empezado. Se puso de pie y mientras se acomodaba en la cama le dije: "no me has dado por TODOS LADOS, me falta que me violes, que me hagas doler", al mismo tiempo me volteaba y le hice una seña con la mano "págale a tu puta y tienes todo abierto para ti".

Ya había tenido sexo anal. De hecho así había tirado con mis dos primeros enamorados, me moría de miedo de salir embarazada y el sillón de mi casa era perfecto. Al comienzo duele como mierda, pero la crema humectante de mi mamá ayudó mucho.

Saqué mi crema y se la puse en el pene. Un buen rato gimiendo, abriendo bien y listo. Se vino. Él muerto, yo con trecientos dólares y con ganas de dormir.

"Ahora vete, uno no duerme en la cama de sus putas". Se río. "no es broma" Se fue.

Me fui a dormir.

Tenía casi dieciocho años y me había graduado de puta A1. Nunca más he cobrado por hacerlo.

Escrito en mi piel por: Marcela L. @ 12:50 p. m.

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wow!

la tarifa incluia IGV?

:P

Escribió sobre mi piel: Blogger Maria Hierba @ 9:49 a. m. #
 

wow!

la tarifa incluia IGV?

:P

Escribió sobre mi piel: Blogger Maria Hierba @ 9:49 a. m. #
 

Una odisea figurada adrede, eh.

Escribió sobre mi piel: Blogger Rain (Virginia M.T.) @ 12:02 p. m. #
 

No, no lo inventé. Así fué.
:-o

Escribió sobre mi piel: Blogger Marcela L. @ 11:27 p. m. #
 

Hola, encontré de casualidad tu blog y me he quedado, como ya te habrán dicho, "enganchado". No se si por lo crudo de algunos de tus posts o por lo sincero de otros tantos, por lo menos yo si siento que fue real este post. Con mi pareja he hecho cada cosa, somos tan atrevidos, bueno yo más que ella, ya que ella le rehuye casi siempre al peligro, yo no, pero no me ha pasado nada similar a lo que cuentas, por lo menos aún no jajaja, espera que le muestre tu blog...
Cuidate...

Escribió sobre mi piel: Anonymous Anónimo @ 12:06 a. m. #
 

Me encanta tu manejo de la narración. Estimulante, muy estimulante. Después de leer esto me ha costado regresar a la realidad.

Escribió sobre mi piel: Anonymous Anónimo @ 1:38 p. m. #
 

Me encanta tu manera de narrar la situación, recontra real nada de de poesia ni metafora, tan crudo e intimo a la vez.

Escribió sobre mi piel: Anonymous Anónimo @ 11:49 a. m. #
 

me alcancé a calentar.

Escribió sobre mi piel: Anonymous Anónimo @ 6:29 p. m. #
 

Déjame decirte que me agradan muhos tus anécdotas...y son tan intensas que llegaron al punto de calentarme, por lo caul tuve que masturbarme mientras estaba leyendo...:D

Escribió sobre mi piel: Anonymous Anónimo @ 12:37 p. m. #
 

Y después despertaste...

Escribió sobre mi piel: Anonymous Anónimo @ 6:01 p. m. #
 
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Tocaron mi piel

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