miércoles, abril 23, 2008

Navegando en el pasado.

Anoche me puse medio tristona y me amanecí leyendo toooodo lo que tengo guardado en esta caja metálica que zumba y que zumba cada vez que muevo el mouse. Visité blogs amigos, que había dejado de leer hace mucho, me metí a los facebooks, perfiles msn, hi5, livespaces y todo lo demás de mis vidas anteriores y me di cuenta que esas pieles que dejé en el camino (o que me dejaron ir) se multiplicaron, crecieron y ahora tienen otras vidas, otros cuerpos, otras almas.

Fue como detenerme con la seguridad de que todo el universo que dejé o las calles por las que anduve quedarían en stand by hasta que me decidiera a regresar, a volver... pero no es así. Me doy cuenta que no es así.

Como supongo sucederá con este blog: yo escribo asumiendo que ustedes me seguirán leyendo como hace años lo hacían. De hecho me comunico por msn con algunos de los que cayeron por aquí, pero no me da para decirles: "oye, escribí algo deprimente en mi blog.. ¡léelo si puedes!"

No, no me da para tanto. Si caen de nuevo por aquí, enhorabuena.

En cuanto a aquellas amistades del pasado que ahora veo sonreir por la pantalla, que veo con vidas, hijos, parejas, casas, carros, viajes, hogar, rutina, y todo lo que alguna vez cuando estuvimos juntos vieron tan lejano, todos realizados, con los sueños cumplidos... pasará igual. No me da para llamarlos, ni para mandarles un mensaje de felicitación.

Sólo mirarlos de lejos, sonreir y cerrar los ojos pensando que algún día yo podré escribir algo menos deprimente que este post. Que podré poner una foto familiar, un abrazo, un beso, una mordida. En vacaciones, en mi cuarto, en mi jardín. Con un perro, con gatos, con lo que sea... con hijos.

Pero ese ya no sería este blog. No tendría sentido.

Una se pone triste de vez en cuando, más cuando eres consiente del tiempo al mirar al pasado sonreírte desde la pantalla de una pc.

A los que siguen y siguen con el castigo de mi blog (esos que me envían sus mails EXIGIÍENDOME que continúe escribiendo como siempre lo he hecho), les prometo que les contaré en qué ando. En otro post pues. Paciencia...

Un beso a todos.

Escrito en mi piel por: Marcela L. @ 7:55 a. m. :: (9) comments

martes, enero 01, 2008

Para la Reina Sádica

Hola. Sé que algún día vendrás.


Y no conozco claramente tus intenciones. Lo que sí sé es que vendrás. Y lo peor de todo es que creerás que lo sabes todo. ¿Sabes qué pequeña Reina? No lo sabes.

Sí, existo.
Y te reto.

Pero eso sí, deja de copiarme. Él no estaba loco. Sólo se entretenía conmigo.

¿Y ahora tú quieres entrar a la vida de ellos por mí?
No preguntes cómo. Sólo te cuento que todo lo sé. Incluso lo que vendrá en el futuro. Tal vez en un año, en dos, en diez...

No sé, lo sueño. Te veo venir a robarme mis ideas.

Pero mientras él lo hacía para divertirse, tú estás metiéndote en la vida de ellos, que son cercanos a ti.

¿Quién está más loco ahora?

Esto también, si quieres, publícalo.

Escrito en mi piel por: Marcela L. @ 9:25 a. m. :: (0) comments

lunes, mayo 07, 2007

Las mujeres arriba.

Siempre me critican que cuando hablo de mi vida meto el tema sexual. Es como cuando a algún cantante le preguntan por qué hace canciones tristes... la respuesta es simple: uno escribe en determinados estados de ánimo y tal vez, casi llegando a la adultez, haya descubierto cierto exhibicionismo soterrado.

Y aquí voy de nuevo, a pesar de los mensajes al mail y los comentarios puros y "decentes".

Es que el post anterior lo sentí como una simple anécdota. Al pobre Ramirito lo dejé mal parado con el tema del condón. La verdad se portó bien. Tanto que pasó lo que pasó (auch!) pero fue bueno.

¿Alguna vez alguien trató de hacerlo en un jacuzzi? ¿No es lo más incómodo del mundo? El agua impide la lubricación... es incómodo. Además es un lugar muy duro... no es que yo sea una clásica en cuanto a lugares, pero sigo pensando que la cama es un lugar espectacular.

Sobre todo algunas camas.

Recomiendo las altas. Estuvimos en un hotelito (bonito) que tenía un colchón bastante alto. Buenas "maniobras". Incluso pudo encontrar "el lugar" estando de pie. Interesante. Lo que sí les rogaría a nuestros partners de turno es que se fijen si la cabecera está muy cerca a nuestras cabezas. El fin de semana la pasé mal, más que por el pequeño accidente, por un dolor de cabeza producto de la emoción del trance.

Estaba boca arriba y él hacía lo que tenía que hacer, cuando ya estábamos en lo mejor mi cabeza comienza a chocar suavemente con la cabecera de madera. Todas saben que cuando uno está a punto de caramelo ya no piensa (y ellos menos ¿no?) y lo último que se quiere es perder el ritmo. El ritmo es la base de todo. Si te cortan tienes que empezar de cero y ellos como que ya no están para el nivel uno cuando están a punto de la graduación.

El hecho es que la emoción hizo que me pegar tales encontronazos con el madero ese que a cada grito (de dolor) míos, Ramiro respondía con una mayor intensidad en los golpes. Yo, estoica, mantuve el ritmo y la cordura hasta el final. Claro, lo que vino luego me hizo olvidar todo dolor.

El problema viene después.

Es como cuando te atropella un carro. Ahí mismo no te duele nada, el dolor viene al día siguiente.

Un consejo hasta de un conejo: pónganse bien abajo y sepan distinguir los gritos de dolor de los del placer.

Hoy me llamó y quedamos para el fin de semana. Veamos qué sucede en estos días (estoy con chamba!) y si la performance es similar. Pero esta vez o estoy arriba o me hago un sombrero de almohadas.

Escrito en mi piel por: Marcela L. @ 4:09 p. m. :: (18) comments

domingo, mayo 06, 2007

La madre del condón.

Qué inmensa verguenza sentí la semana pasada cuando tuve que ir al ginecólogo ¡a que me saquen un condón que se me había quedado dentro el fin de semana anterior!

El doctor me quiso tranquilizar y me contó una decena de casos peores (?) que había tenido que ver. Igual yo me moría de verguenza. Me pelaba de nervios que me metiera algo para sacarlo. Incluso, para mostrarme que estaba ahí, metió una especie de camarita minúscula (como las de endoscopía) y pude verlo en pantalla gigante.

Estaba ahí: en medio de esa mucosa testigo de cuantas cosas buenas (y malas, por que no decirlo) encontradas en el camino de mi vida. Un par de pinzas largas, un par de grititos y la sensación de que te nacía un hijo que nunca nacerá luego de las pastillas del domingo.

Porque una cosa es que te digan: "uso condón, no te preocupes..." y tú le das al aparatito como quien quiere que no sirva nunca más. Le das con todo: todos los movimientos del Pornotube, los pasitos de Aguabella que viste el domingo en la mañana que te quedaste sin cable, la apretadita que leíste en la pregunta de SOMOS, en fin. Todo. Y llegas, claro que llegas, llegas pero como para no levantarte nunca más: con un dolor de caderas, de entrepierna y la sensación de que la bestia te llenó hasta el estómago.

Claro y cómo no vas a sentirte llena si al sacar la manguera (porque era una manguera, no se acababa nunca) escuchas una risita nerviosa: "¿dónde está el condón?".

¿Pero cómo que dónde? ¿Qué clase de pregunta es esa que le corta a una el merecido knockout postorgásmico?

Y luego del mejor polvo del mes, nos tenías deshaciendo la cama, desarmando el colchón. Revisando debajo de los muebles (tanta correría no hicimos tampoco, es un exagerado)y nada.

"¿Y si te metes el dedo?"
Es lo primero que hice. Y no sentí nada.

"¿Y si yo te busco?"

Nunca acepten chicas. Menos si son de las "apretaditas nerviosas" como yo. No harán más que empujarlo más adentro (me lo confirmó my Dr.). No se había perdido afuera. Se había quedado dentro.

Y ahí estaba, a todo color y en 21 pulgadas: enrolladito, con algunos restos blancuzcos y a una distancia tan considerable como la que ha tomado el dueño del artefacto al enterarse de mi odisea.

"¿Y si quedas embarazada?" fue lo que lo hizo pasar de la mirada animal tipo: "yo-todo-lo-puedo-y-te-como-ahorita" a la cara de susto estilo "me-cago-de-miedo-me-cagas-la-vida-si-tengo-un-hijo".

Puede decirse que cargar con un condón en la cervix es lo más cercano a la materindad que estaré en muchos, muchos años. Eso espero, si no me vuelve a dar otro episodio de epilepsia absorvente.

Escrito en mi piel por: Marcela L. @ 11:42 p. m. :: (7) comments

lunes, marzo 19, 2007

Él siempre será el "Sexo opuesto" (todo lo contrario al sexo)

Estuvo llamándome toda la tarde para hablar del divorcio. El tema es constante: "aún estamos casados y tenemos que resolverlo ya..."

A mí me da igual, ese papel no me imposibilita hacer nada, de hecho me da tan igual que le dije que nos viéramos en mi departamento en la tarde del domingo.

Conversamos como buenos amigos, siempre lo hemos sido, hasta que comenzó con los juegos de doble sentido y no sé cómo terminamos tirando en el sillón. Puso mis piernas de lado y, al comienzo un poco sorprendida (y seca... au), me pareció interesante la situación.

Lo malo, porque siempre hay algo malo en todas estas cosas, es que duró lo que me demoré en sacarme el sostén.

Nos quedamos ahí, a media luz y en silencio. Él se vistió y yo me quedé sentada, con el vestido levantado y las piernas sobre el sillón. Lo miré subirse el cierre y decirme que me llamaba la próxima semana, que el lunes se iba de viaje a Ica por negocios.

Me dio un beso en la mejilla y se largó.

Yo me quedé ahí un buen rato, entre arrecha y culpable.

Es la primera vez que alguien me hace sentir culpable de tener sexo. Y tenía que ser él. No podía ser de otra manera.

Escrito en mi piel por: Marcela L. @ 10:38 a. m. :: (13) comments

sábado, noviembre 25, 2006

Un día cualquiera

Nuevamente a la vida "normal".

Ya era tiempo que entre en "vereda" como dice mi mamá.

Anoche fue una noche tranquila, como las que hace tiempo no tengo. Durante el día fui a almorzar a un huequito riquísimo, al que siempre voy: el Rincón Chami, en Miraflores.

Espectacular como siempre.

Me encontré con un amigo de la infancia, él ahora es publicista y me dijo que había leído mi blog!!! (QUE ROCHE)

Me propuso que escribiera un libro. Tentador.

También me contó de un proyecto que tenía: hacer una revista erótica y que yo escriba los artículos.

Nunca imaginé que algo que escribiera fuera de interés de alguien. Es más, nunca pensé que escribía bien... de hecho escribo sobre mi vida y no tengo mucha imaginación como para escribir artículos o historias (con la mía me basta)

Así que lo pienso.

No me creo muy capaz en el fondo.

Pero lo sigo pensando (y el dinero se acaba) así que lo seguiré pensando.

Escrito en mi piel por: Marcela L. @ 11:16 p. m. :: (7) comments

sábado, noviembre 18, 2006

Dias desenfrenados


Ya deberían terminar...

¿No?

Escrito en mi piel por: Marcela L. @ 9:58 a. m. :: (3) comments

viernes, octubre 27, 2006

Regreso triunfal

El vuelo un asco. Pero nadie te quita lo bailado.

Conocí un inglés en Buenos Aires, se llamaba John. Se quedó a mi lado todo el viaje. Estaba buenísimo, así que chévere.

Pero ya llegué a mi Lima caótica, cansada, renovada, con ganas de comerme el mundo.

Recién llego y tengo tanto que contar... pero voy a descansar un poco.

Gracias a los que me escribieron. Un beso a todos.

Escrito en mi piel por: Marcela L. @ 10:49 p. m. :: (3) comments

domingo, octubre 08, 2006

No era gay y tira riquísimo.

He descubierto que el sillón es mucho mejor que la cama.

Sobre todo cuando tienes la opción de que levantar las piernas hasta la barbilla y puedes ver cómo entra toda.

Impresionante. Pruébenlo.

Días ocupados. Intensos, pero ocupadísimos.

Ya les contaré.

Y no era gay, al menos no en la cama (en el sillón). Si es gay no importa.

:-)

Escrito en mi piel por: Marcela L. @ 9:10 p. m. :: (6) comments

domingo, octubre 01, 2006

En un abrir y cerrar de piernas... muchos problemas desaparecerían

Al fin tengo dónde quedarme. Tengo un amigo inmenso que se llama Leo. Gracias a él tengo una cama, un techo y la promesa de un trabajito. Cosas invalorables en la situación en la que me encuentro.

Leo es un amigo de años a quien conocí cuando fui modelo para una marca de cerveza. Fui una de las modelos principales (la única peruana) y mi querido Leo era el más más de ahí.

Sí, era un aprovechadazo. Le conocí mil intríngulis y cosas con distintas anfitrionas y modelos, sobre todo con las argentinas que venían para los comerciales. Recuerdo que en una de esas reuniones, que terminaban en juerga, le dejé bien claro: Leo, yo nunca me voy a acostar contigo. Se rió y le caí bien por la franqueza. Tiempo después me dijo que tenía agallas, algo que valoraba muchísimo. Lo que no sabe es que era una mocosa muerta de miedo de que un viejo cincuentón, gordo y medio borrachín, me pusiera un dedo encima.

Tenía siempre una o dos chicas a las que les ponía autos, depas, hasta carreras he visto pagar a Leo por acostarse con sus chicas. A mí me ayudó mucho, pero nunca se pasó de la raya.

Hasta esta semana. No tuve a quién llamar y marqué su celular.

Me prestó uno de sus departamentos por tiempo indefinido, me preguntó si tenía efectivo, pero le dije que no lo necesitaba. Sólo necesitaba trabajar. Que le pagaría el alquiler. Se llenó de negativas, pero yo insistí al punto de colgar. Al final me dijo que me enviaba al chofer con la llave.

Jorge me llevó al depa y me hizo un pequeño tour. Pequeño, pero una maravilla. No entiendo para qué Leo lo tiene. Es muy pequeño para él. Es antiguo, pero precioso. Tiene una vista espectacular (está en Paul Harris, en Barranco).

Sé que en algún momento recibiré una invitación. Sé que voy a tener que ponerme dura y negarme. Tal vez aceptar la invitación a sabiendas que Leo me lanzará más de una propuesta. Es un buen tipo, pero es presa de sus instintos... si al menos me gustara un poco.

Lo necesito en este momento y lo quiero mucho. Es un tipo atormentado. Pero no me gusta. Espero sentada mientras escribo frente a la PC (una de las tantas cosas con las que cuenta el lugar) a que la llamada se realice y a la forma educada y agradecida de decir que no.

A veces una podría tener tantas cosas abriendo las piernas y tapándose la nariz...

Admiro a muchas. (¿En serio? no lo creo)

Escrito en mi piel por: Marcela L. @ 11:21 p. m. :: (4) comments

miércoles, septiembre 27, 2006

Lo dejé

Ya no daba más.

Ni él ni yo. ¿A quién íbamos a engañar? El silencio lo llenó todo, el rencor sale en la soledad, sobre todo los fines de semana que me quedo en casa pensando a dónde ir.

Ya no más. Le dejé todo. Tuvimos una linda luna de miel, me los sacó en cara cuando "me despedí" de él, hace unas horas.

Horrible todo lo que se guardaba, ahora entiendo tanto odio y resentimiento. ¿Quién iba a pensarlo?

Hasta celos tardíos. Si supiera que no me agarré al chino, así habla él: como un escolar, sino que me lo tiré. Me lo tiré en la misma cama, en la misma noche y en la misma fiesta que él dejó por sus engreimientos. En la que me dejó sola, como siempre.

¿Que qué voy a hacer? No lo sé. Ni sé para qué les cuento, asumo que me leen. Lo asumo. Estoy en un hostal para turistas (así parece) con un maletin y una cajetilla de cigarros que se está por terminar. Cincuenta dólares en el bolsillo y un dolor de cabeza que me está matando.

Me tengo que pelear el internet en la veintiúnica pc con ¿Windows 95? ¡Dios! ya está rondando el gringo de nuevo. Seguro quiere chatear.

Ya les contaré en qué ando, pero aquí no paso el fin de semana. Aunque no tenga a dónde ir.

Bye

Escrito en mi piel por: Marcela L. @ 6:48 p. m. :: (4) comments

lunes, septiembre 18, 2006

Amor platónico (lésbico?)


Cuando regresé de luna de miel las chicas me llamaron para salir. Claro, querían que les contara todo con lujo de detalle.

Y les conté. Les dije lo maravilloso que estuvo, lo blanco de la arena, los churros que vi, lo mucho que tiré y cuántas poses hice. Les conté todo.

Pero sólo a una le conté lo deprimida que estuve. Ella se llama Giselle. Me mandó esta foto hoy y me hizo sonreir, me puse a pensar si no la querré más que a mi marido.

Es un amor de esos de infancia, esos que no se olvidan nunca. Estuvo conmigo en el cole y después en la universidad. Vivió en carne propia todo el proceso de enamoramiento, de enchuchamiento y metida de pata incluída.

Todavía me acuerdo el día que se enteró que me casaba, fue a mi casa con una botella de Baillys y nos metimos una tranca que no nos podíamos parar. Terminamos llorando abrazadas. Estaba borracha, pero me acuerdo de su nariz rozando la mía. Las lágrimas resbalaban y me caían en los labios.

Juro que la hubiera besado y con todo mi amor. Pero me aguanté. Borracha y todo me aguanté. Me iba a casar pues y hubiera sido como para coronar mi serie infinita de metidas de pata con mi hoy marido.

Esa noche (la de la foto) estábamos felices de estar juntas. Hoy sé que se va a vivir a Inglaterra con su novio (él es de allá), lo último que faltaba para terminar de irme a la mierda.

Me mandó un mail, que si no nos conocieran nos creerían un par de lesbis totales. Con decir que firma: "te amo, Gis"

Increíble. Yo también la amo.

Adiós amiga. Ojalá que cuando regreses (en un año, según tú) me puedas ver mejor que hoy. De hecho.

Y nos volveremos a ir a Gótica o donde quieras. Pero solas y a bailar.

Escrito en mi piel por: Marcela L. @ 10:55 p. m. :: (11) comments

domingo, septiembre 17, 2006

El emperador y yo

Este fin de semana ha sido de lo más aburrido. Sigo peleada con mi "consorte", estuve recontra caliente por ahí dándole a ver si me ligaba un "viajecito" por la mañana, pero nada: me levanté tempranito y me puse de espaldas a él. El tarado se volteó, como si estuviera durmiendo. Como yo no me iba a quedar sin mi "mañanero dominguino" me puse detrás de él y lo abracé. Claro, fui directo al grano y empecé a buscar a mi amigo.

Para qué... se levantó molesto refunfuñando que no lo dejaba dormir. Se bañó y se fue al sauna. ¡Yo me quedé en pijama todo el día y él recién llegó a eso de las seis de la tarde! Me siento una pelotuda. Una pelotuda total y a la vela. Mañana él se va a trabajar y yo no tengo contratos este mes, así que voy a juntarme con las locas de siempre a tomarnos un café o qué se yo. A fantasear cosas que no vivimos.

Lo que más me deprime es que la GRAN VIDA SEXUAL que tengo últimamente (al menos la que creen mis amigas que tengo con mi marido) estas dos semanas se ha limitado a mi "emperador", el juguetito que tuve a bien comprsar en la página de Alcoba.com. Parece que ya auguraba unos días así. No sé por qué.

No me puedo quejar del "emperador", no es caro, no reniega y siempre está cuando lo necesito. No vibra, pero me encanta que sea flexible (los vibradores no lo son) así puedo colocarlo lo más profundo que puedo y mis dedos hacen el resto.

Mañana no voy donde las locas ni donde Ric. Creo que voy a buscar a alguien que no veo hace mucho. Ojalá siga solo, como cuando me buscó y yo toda cojuda estuve en mi etapa de sor Marcela precasada.

Aunque nunca me funciona el ir directo al punto. Pero no tengo tiempo de estar con calentadas. Quiero ir, tocar el timbre y desenfreno sin mediar palabra.

Ojalá...

Escrito en mi piel por: Marcela L. @ 6:08 p. m. :: (6) comments

miércoles, septiembre 13, 2006

Como en la foto.

Rayada, confundida, movida, sucia, manchada y olvidada.

Me siento como esta foto de máquina que encontré entre mis cosas.

Una madrugada, caminando por Pardo con Susy, vimos una maquinita para tomar fotos. Estaba en la librería Época (no sé si existe la maquina o la librería), en la parte de afuera. Nos entró un arranque y nos tomamos una secuencia de fotos con miles de caras.

Al final de tanta cara me salió una con una sonrisa tristona, a pesar del chongo que Susy metía afuera, afloró como si al mirarme un buen rato en el espejo hubiera hecho que el reflejo real quisiera mirarme.

Cuando llegué a casa (vivía sola en esa época), me quedé mirando la foto por horas. No, aunque estuviera sonriendo no estaba feliz. Tampoco era la de las otras fotos. Era ésta. Quise desaparecerla. De hecho sufrió rayaduras con lapicero, delineador, arrugadas, la metí dentro del vaso con agua que tengo en la mesa de noche, ufff...

Pero ahí está. Sigue ahí, con su sonrisa congelada.

Y ahora la encontré en un cajita que dice "Marce - Personales". Las cosas MÍAS que traje a este depa. La miré con cariño y la escaneé.

¿Te soy sincera, Marce? Parece que estuvieras más feliz que ahora. Hoy me siento peor que una foto carnet.

Escrito en mi piel por: Marcela L. @ 10:36 p. m. :: (4) comments

martes, septiembre 12, 2006

¿Sin ganas? prueba cobrar por hacerlo.

Ahora que escribía sobre los primeros años, han venido a mi mente algunos pasajes, felices y otros no tanto, de mi vida con mi "marido".

Recuerdo uno con sentimiento extraño. Fue divertido, pero muy deep. Medio oscuro. No sé si me hizo feliz, me cago de risa al recordarlo, pero al final quedé con una desazón de chiquilla tonta. Menos mal ya superé esas tonteras.

Habíamos tomado mucho vino ese día. Veníamos de celebrar que él acababa de recibir la primera gratificación, en lo que fue su primer trabajo, y la había sacado todita del banco. Bien huachafo la tenía toda en la billetera. Todo en billetes de cien.

Subimos a mi cuarto, no estaban mis papás, y aprovechamos. Yo estaba cansada, veníamos de comer y de bailar. Me moría de sueño. Por el contrario mi compadre estaba más encendido (y erecto) que el faro de Miraflores.

Me besuqueaba y yo, como que me iba a mi cuarto diciéndole: "ahorita viene mi vieja... te va a encontrar arriba y ahí sí...", nada. No ligaba nada. Entramos a mi cuarto y cerró la puerta. Inciamos un juego medio rudo, que al comienzo me molestó, pero que al final fue interesante por lo que les contaré más adelante.

Me empujó a la cama, nunca había hecho algo así. Estaba totalmente fuera de sí, en buena onda, arrechón, pero ya veía que no tenía salida. Yo como que jugaba: "voy a gritar... ¡vecinooos, ayudaaa!" el hecho es que le fue difícil sacarme el blue jean por lo apretado que lo llevaba. Cada vez que lo intentaba me hacía daño y me estaba molestando, mientras tanto me besuqueaba, me lamía la oreja, me mordía las tetas, me ponía nerviosa, me estaba alterando y poco a poco fui pasando de la anécdota arrechona al "cómo chucha salgo de esta sin meterle un rodillazo en las bolas"...

Y el foco se me prendió: él se sacó la camisa fuera del pantalón y, automáticamente, puso sobre la mesa su billetera. Ahí me di cuenta que sí, las mujeres tenemos nuestras armas. Poderosas armas.

"Espera", le dije, mientras lo miraba a los ojos seria y lo aparté con firmeza. "¿Quieres que te haga de todo? Primero déjame chupártela, todo lo que quieras y luego me la metes rico ¿si?" Él sonreía y casi se mordía los labios ¡estaba hecho un animal! volvió a quererme abrazar, con la otra mano se sacaba el pantalón y lo detuve.

"Déjame hacerlo a mí, suavecito. Yo soy tu putita ¿si? déjame ser tu putita... ¿quieres que sea tu putita hoy?"

Él asentía con la cabeza, ya como en trance, mientras yo me desabotonaba lentamente un botón, dos botones, tres... ya estaba en mis manos.

Fue entonces que me detuve.

"¿Quieres que te la chupe? Rico te la chupo todo lo que quieras" mientras se lo decía le abría el cierre del pantalón. Él se acomodó en el silloncito que tenía al lado de mi cama.

"Pero te va a costar, las putas cobramos y yo voy a ser tu putita hoy ¿no?".
"Cuánto..." me preguntó, yo sólo le dije lo que él creía que valía una mamada mía. El infeliz sacó un billete de soles (creo que eran cincuenta) y me reí sarcástica mientras me abotonaba los tres botones de la blusa.

"Si salgo a la calle o imagínate que me quedaba en la discoteca... me levantaba a un tío de esos que tienen billete... ¿cuánto crees que le hubieran pagado a tu putita por una mamada como la que te voy a hacer?"

Sacó cien dólares. Sonreí y procedí con lo pactado. Fue fácil, largo pero fácil. Ya cuando estaba a punto de caramelo, cuando ya el pene se contraía en mi boca (una ya sabe cuándo comienzan los primeros sabores del placer masculino) me detuve. Él intentó pajearse un poco y le aparté las manos. Me acerqué a su glande y le pregunté "¿Ya estás como para llenarme? Tu putita está mojadita y esperando que me hagas de todo. POR TODOS LADOS". Uy, para que dije esa última frase. Se puso de pié, me quiso llevar a la cama, no podía más (con esa arrechura sabía que no aguantaría ni un minuto).

"Ya pagaste por la mamada... soy una puta, pendeja, que te va a hacer gozar. Un servicio de primera. ¿Cuánto vale CACHARTE a una puta como yo? Me la vas a meter riquísimo ¿cuánto vale eso?"

Lo cagué. Para las chicas que me leen... usen esa palabrita poco. Es efectiva, pero me suena revulgar. Vean cómo se ponen sus parejos (o sus pajeros) cuando la dicen. Díganla cuando ya están arrechos, sino quedan como "bataclanonas".

Cien dólares más que no recibí, sino que le entregué mis senos para que los ponga en mi sostén. Lo hizo muy bien. Chupó mis pezones y me comencé a arrechar. Pero concentrada, eso sí, porque biznes son biznes.

Me saqué el jean y me senté encima de él. Lo que pensaba, reventó en menos de treinta segundos (la plata más fácil que me he ganado en mi vida), quedó muerto. Yo aproveché y me comencé a sacar lo que me quedaba puesto: la blusa y las medias.

Solapa metí mis docientos dólares ganados con el sudor de ¿mi frente? en el cajón y de ahí mismo saqué unas pantys que tengo (bien calentonas) y me puse el uniforme del colegio (me quedaba todavía ¡y ya estaba como en quinto ciclo de universidad!).

Él me veía hacer todo con una mezcla de arrechura y de embriaguez (no estaba borracho pero acababa de llenarme de una manera descomunal... nunca sé si perder semen es lo que cansa a los hombres, porque fui yo la que hizo la mayor parte del trabajo), me hice dos colitas y me caminé por el cuarto. Lo saludé como si no lo hubiera visto y me senté en la cama.

Abrí las piernas frente a él y, mientras lo miraba me comencé a masturbar (nunca lo había hecho delante de él!) me miró unos dos minutos, mientras intentaba hacerlo él también. Poco a poco vi su pene recuperarse. Yo estaba mojada (por su semen) pero me estaba empezando a secar (se seca rápido) cuando vi que su pene estaba nuevamente arriba (bueno un poco maltrecho pero ahí estaba). Todo ese tiempo estuve mirándolo a los ojos y gemía como en película porno. Me eché boca abajo y, con la mano por debajo de mi me seguí tocando mostrándole las nalgas (levantándolas). Le dije si no iba a terminar lo que había empezado. Se puso de pie y mientras se acomodaba en la cama le dije: "no me has dado por TODOS LADOS, me falta que me violes, que me hagas doler", al mismo tiempo me volteaba y le hice una seña con la mano "págale a tu puta y tienes todo abierto para ti".

Ya había tenido sexo anal. De hecho así había tirado con mis dos primeros enamorados, me moría de miedo de salir embarazada y el sillón de mi casa era perfecto. Al comienzo duele como mierda, pero la crema humectante de mi mamá ayudó mucho.

Saqué mi crema y se la puse en el pene. Un buen rato gimiendo, abriendo bien y listo. Se vino. Él muerto, yo con trecientos dólares y con ganas de dormir.

"Ahora vete, uno no duerme en la cama de sus putas". Se río. "no es broma" Se fue.

Me fui a dormir.

Tenía casi dieciocho años y me había graduado de puta A1. Nunca más he cobrado por hacerlo.

Escrito en mi piel por: Marcela L. @ 12:50 p. m. :: (10) comments

lunes, septiembre 11, 2006

Ojala responda a tu pregunta

El Peregrino pregunta por qué me casé.

No es pecado preguntar. Y si así fuese: los pecados suelen ser deliciosos y divertidos. Pero suelen ser riesgosos e incómodos para los que no están invitados.

Justamente quien no estaba invitado a la boda, por ser el novio, es quien menos sabe de todo esto y para quien seguramente este "pecado" le sabría a chicle de hiel (un día y ya estoy hablando como Ric).

Tal como escribí en uno de mis primeros posts (si no es el primero, creo) me casé porque he estado al lado de este señor durante muchos años. Tantos que no me imagino sin él.

¿Y cómo es él? (¿en qué lugar se enamoró de mí?)

Su nombre, por obvias razones, será una de las pocas cosas que no pondré aquí. No tengo derecho. El resto (mi nombre, mis fotos, mis pensamientos, mi vida entera) me pertenecen tanto como mis piernas y con ellas hago lo que quiero. Tengo derecho de gritarlo a los cuatro vientos.

"Eleafar", otro visitante, me dice valiente. No creo que sea así. Es fácil escribir. De hecho no soy idiota y estoy totalmente segura de que a él (el único con el que podría tener grandes problemas de saber lo que pienso o siento) le será más fácil hacerse una depilación completa que leer cualquier blog.

Con esa seguridad no hay valentía que valga.

A él lo conocí en una fiesta de promoción. No era mi pareja, de hecho lo conocí ahí. Él había ido con Pamela L. y yo con Sandro N. (ámbos del mismo colegio, nosotros éramos los invitados) quienes prefirieron irse a chapar en algún rincón oculto de ese confuso local insoportablemente lleno de bobos y lazos dejándonos abandonados en la misma mesa.

Conversamos mucho. Me enamoré en primera. Cantaban los pajaritos cuando me acompañó a mi casa y, como era viernes, me preguntó si en la noche quería ir a bailar.

Me reí. Me pareció genial. No habíamos bailado casi nada. Obviamente no fuimos a ningún lado (a mí no me daban permiso) pero quedamos en vernos. Y nos vimos unas cuantas veces en alguna reunión de amigos en común.

Luego lo encontré en la matrícula de cachimbos, hicimos horarios juntos. Agarramos en una de esas amanecidas de parciales y tiramos en un hostalito miserable que quedaba al final de la Av. Larco (creo que se llama Hostal Larco y hace poco me parece haber visto el letrero, todavía funciona).

Hicimos de todo, fue maravilloso, un nacimiento a los sentidos, a la vida. Muy sexuales ámbos, tirábamos en todos lados y sin miedo a nada.

Varias veces mis papás estaban en la sala y nosotros en la cocina "comiendo". La puerta de vaivén tenía una especie de ventanita por la que se llegaba a ver que mis viejos veían televisión. Me apoyaba con las manos en el marco y él me bajaba el buzo, abría mis nalgas y tirábamos en silencio. De vez en cuando yo lanzaba una mirada por la ventanita. Mis viejos a tres metros y yo con el culo afuera y el calzón abajo. De Ripley.

Hicimos el amor en la universidad varias veces. Me buscaba a mi salón y me decía que me esperaba en el baño del quinto piso. Yo entraba al de mujeres y golpeaba la cabina para minusválidos: "soy yo". Abría al toque y lo hacíamos sobre el water. Él sentado y yo encima. A los lados habían un par de barritas que hacían todo más fácil. Una maravilla esos baños, nunca vi a nadie en silla de ruedas por ahí. Deben haber sido hechos para eso.

Años después todo fue diferente. Ya cada uno había sacado los pies del plato varias veces. Yo lo sabía, él lo intuía. Mi viaje a Chile desencadenó todo. Me fui a una presentación con un equipo de modelos con los que trabajaba. Él sabía que Javier estaba ahí y que a mí me gustaba. No se equivocó. Todo lo que pensó pasó.

Asumí la culpa, aunque nunca se lo dije. Desde ahí todo fue un amor dolido, culposo. Él amándome herido, yo intentando resarcir el daño. Perdonándole todo, él odiándome siempre.

Hasta que nos casamos. Pensé que esa ceremonia nos limpiaría a los dos de aquellos traumas. Pero no.

Sigo igual.

Escrito en mi piel por: Marcela L. @ 10:55 p. m. :: (2) comments

domingo, septiembre 10, 2006

En la cama con Ric: plancha quemada.

Acabo de regresar, es domingo por la noche, huelo a trago y a cigarro. Soy una mujer recién casada sacándose las botas en el cuarto de la computadora a las dos de la mañana porque no quiere que el marido se despierte.

¿No es patético todo ésto?

A veces me imagino a dónde creerá que me voy por las noches cada vez que discutimos. Me intriga. Y me conoce, es decir, conoce lo que soy, no lo que hago. Sabe lo que deseo y de lo que soy capaz. Lo que no necesariamente conoce y sabe es de la triste realidad.

Toda teoría es buena. En la práctica todo se va al diablo.

Estoy picadaza, me tomé un par de pisco sours con Ricardo (tranquilas, amigas que me torturan con su moralina en los comentarios, Ricardo es un ex compañero de trabajo y es re gay), conversamos y me relajé bastante luego de la "peleita" que tuve con el consorte.

Igual me pregunto: ¿a dónde se imaginará que voy de noche? nunca me lo pregunta, la semana pasada di vueltas al parque, sin rumbo y por horas. Incluso me metí a la iglesia del Parque Kennedy para comprobar la muerte del Dios de mi infancia. Hoy estuve donde Ricardo. Se está convirtiendo en una constante esto de las broncas semanales.

Conozco a mi marido y se está inventando mil historias: seguro que tengo un amante al que visito descaradamente todos los domingos y ahora que recién vivimos juntos se está enterando.

Ya me conozco la cara larga del lunes, incluso debería ahorrársela y colocarse un cartelito que diga "cara larga", seguir con su vida y no tener que soplármela.

Bien entrada la semana se me acercará en la cama, por la noche, o entrará a la ducha, en la mañana, a pasarme la mano (y otras cosas). No niego a veces me provoca, no soy de palo, pero la mayoría de veces que terminamos tirando siento algo aquí dentro que no sé cómo explicar. Creo que con cada fricción y silencio una gota de rencor se acumula en mi alma.

Sé que en algún momento va a salir y me voy a levantar al primero que me encuentre sin culpa de ningún tipo y contra todo lo que me había propuesto para cuando me case.

Es más, hoy echada en la gran cama de Ric le pregunté si alguna vez había tirado con una mujer y me dijo que sí. Yo bien despechada lo iba picando y picando a ver si me ligaba un revolcón con mi amiguito, pero es todo un caballero.


Esta es una de las fotos que me tomó Ric antes del matri. Estaba en su cama leyendo una revista y me hizo toda una sesión fotográfica prenupcial no oficial.


Qué clase, qué formas para decirme que no. Qué jodido. ¿Qué le costaba regalarme algo para llevarme a dormir con el ánimo vengativo satisfecho? Tanto músculo (y estilo y cerebro) que mujer alguna podrá hacer suyos.

La riqueza en el mundo está mal distribuida, hoy mi hogar es como el tercer mundo.

Mil disculpas por divagar, estoy bajo el influjo del pisco y el sueño. Ya les cuento.

Escrito en mi piel por: Marcela L. @ 11:57 p. m. :: (0) comments

La bestia duerme y mi animal se despierta

Estoy aquí, escribiendo mientras él duerme en el cuarto.

He encontrado una porno en su laptop y me la he quedado viendo. Al comienzo me pareció un asco, pero me dejó pensando: una chiquilla, jovencísima, con una peluca verde se dejaba lamer el coño por un pastor alemán.

Al parecer estaban en su cuarto, alguien filmaba, y la muchachita se mojaba horrible, se excitaba muchísimo cuando el can la lamía y relamía. Me aterré. Imaginé la lengua áspera y tibia del perro y me pareció too much.

Luego ella se pone de espaldas, el perro la monta pero no la puede penetrar. Parece que ella no se atreviera, como que cierra el culo o lo levantara cada vez que el pobre está a punto de hacerla. En un momento la joven se arrodilla (parece que la excitó un roce casual con el animal) y le entrega las nalgas. La oportunidad es aprovechada por la bestia que embiste hasta el fondo.

Ahí, mientras el perro la penetra con su brillante pene que gotea, es cuando oí el grito. No sé si era terror (¡te la está metiendo el perro!) o era que estaba demasiado bueno eso. Me quedé helada.

El hecho es que la niña no podía aguantar el grito con cada embestida y el perro todo encorvado se la metía una y otra vez. Luego hay un corte y se ve a la chica echada con las piernas abiertas, totalmente en trance orgásmico, mientras nuevamente la lengua del can la lame. No sé si lo que chorreaba era lo mojada que estaba ella o el semen de la mascota.

En esa misma posición (boca arriba y con las piernas abiertas) ella se deja montar por segunda vez. El perro la penetra y se ve cómo la base del pene se le hincha. Ella coge esa especie de manzana y hace que se mantenga ahí mientras llega con gritos y espasmos formidables.

Lo vi varias veces y me hasta me provocó probar. Me mojé horrible y me siento una depravada.

Me muero de ganas de tener un perro para probar. Lo veo y lo pienso, lo pienso. ¿Qué perro será el mejor? Voy a investigar en la red. Pero me queda una duda: estás en casa, viene la visita (tu familia, la tía Cucha o el hermano Pablo) de pronto se suelta el perro y te quiere montar. Tremendo animalazo... obvio, la gente sospecharía ¿no? porque tendrían que ver cómo se puso el animal (poco le faltó para andar en dos patas y metérsela parado) o te saluda la vecina y le mete el hocico entre las piernas con insistencia.

Qué curiosidad, maldita sea. Se veía tan bueno. ¿Necesitaré ponerle condón? ¿Cómo será?

Voy a probar con Caramelo, el Cocker de mi cuñada. Lo voy a raptar un día y me lo traigo a la casa cuando no haya nadie.

Qué abusiva, carajo.

Escrito en mi piel por: Marcela L. @ 12:59 a. m. :: (6) comments

viernes, septiembre 08, 2006

Con el alma secuestrada

Natasha Kampush, la chica austríaca, salió libre luego de casi ocho años de haber sido recluida en un sótano aislado y de seis por seis.

¿Qué hacía yo a la edad en la que ella estaba bajo tierra bajo el dominio de ese enfermo asqueroso?

A los once fantaseaba con el papá de una amiga. Se llama Rodrigo. Era tostado, alto y fibroso. Recuerdo sus vellos y esa bata de seda con la que siempre estaba en casa los fines de semana.

Cuando llegaba a casa de S. deseaba con todas mis fuerzas oir un partido de fútbol en la tele (o los Magníficos... me acuerdo que le encantaban) para pasar delante de él y saludarlo. Cuando me saludaba me daba un besito en la mejilla yponía su mano en mi cintura. Nunca antes había hecho algo así. Me sentí "tocada".

A los doce ya me masturbaba como una loca y antes que me salgan esos "higos" que nos salen a todas cuando necesitamos formador, lo imaginaba besándome en el baño de la casa de S. (yo me masturbaba en el baño), besándome por todo el cuerpo.

Meses más tarde, en una fiesta, casi sucede. Habíamos organizado una fiesta sorpresa para el cumple de S. en su casa y yo era una de las organizadoras. Mi labor era decorarlo todo (podría haber elegido traer música, invitar gente, hacer las compras, pero yo quería estar ese sábado ahí, mientras S. estaba con su mamá en casa de su tía) para lo cual requerí muchas veces la ayuda de Rodrigo (hasta ahí le decía "señor", luego lo llamé por su nombre).

Estábamos Rodrigo, Paula y yo. Paula estaba en el primer piso inflando globos y yo movía los muebles y coordinaba con el dueño de casa (Rodrigo) lo que los tipos de las luces y conectaban en el primer piso. Además tenía que supervisar lo que la empleada preparaba en la cocina.

Rodrigo estaba en la sala para ver televisión, en el segundo piso, así que tenía que subir a cada rato para preguntarle por un cable, una extensión, si podía cortar la corriente, etc.

Él sonreía de una manera especial cada vez que le preguntaba algo. Incluso, a la segunda vez, me dijo: "ven... no me has saludado" y me puso el cachete. Yo le dije que sí, toda tímida y cojuda, a lo que me respondió: "¿los besos se te gastan a esta altura de tu vida?". Obviamente yo le di un beso (de niña buena, en el cachete)

La penúltima vez que tuve que decirle algo ya no estaba en la salita. Fui a su cuarto para buscarlo y estaba a oscuras, se acababa de bañar y olía a perfume de hombre. Abrió y me dijo que pasara. Me moría de los nervios. Me preguntó qué quería y yo tartamudeé como una tonta. Me miró y se sentó en la cama. Yo traté de explicarle que los señores de las luces ya se iban y que si podía mover su camioneta... pero decía cualquier cosa (¡cómo son las chicas!) y no me hacía entender.

Él se puso de pie y me tomó de los hombros. Me giró con suavidad y me puso de espaldas a él. Sus manos grandes empezaron a masajearme debajo del cuello, por la espalda. "Estas muy tensa, como que estas labores organizativas te llenan de estrés ¿no?". Yo sólo cerré los ojos y me hundí en ese aroma de hombre y asentí sucumbiendo al masaje de esas manos maravillosas.

Luego me soltó, tomó las llaves y me dijo que sacaba la camioneta.

Durante la tarde me hizo un par de masajes más. Uno en el cuarto de la televisión y como en broma. El tercer masaje se lo pedí yo, le dije que nos íbamos Paula y yo a cambiar, que luego regresábamos... pero que me de un último masaje porque "me había quedado tensa" (¡qué pava!) obviamente él se dió cuenta que estaba jugando con fuego. Esta vez me masajeó los hombros pero no me dio vuelta, así que me miraba a los ojos. Me abrazó y pasó su mano por mi espalda, yo quería mirar sus ojos y sus labios me tocaron. Lo besé. Sus manos me comieron viva, sentí su pene como si me quisiera penetrar a través del jean. Me sonrojé, sentí calor, mucho. No recuerdo haber sentido nunca tanto ardor en el rostro. Pasó su lengua por mis orejas y sentí que me desmayaba. Luego me alejó y me dijo con mucha ternura: "váyase, póngase linda y viene luego..." Sonreí y me fui.

Claro, Paula me miró con cara de "qué diablos le pasa a esta".

Durante la fiesta me lo besé dos veces. La primera en la cocina: yo preparaba unos sanguchitos y él había entrado a preparar unos tragos para los chicos, envió a la empleada a traer Cocacola a la tienda y me jaló hacia el pequeño almacén. Me besó y pasó sus manos por mis senos, mi trasero, mis piernas. Yo lo abracé casi infantilmente. Luego nos separamos.

La segunda fue al final de la noche. La mamá de S. se había ido a dormir, con él se suponía, y sólo quedábamos algunas de nosotras. Rodrigo se apareció no sé de dónde y me dijo que me llevaba y que lo esperara en el parque de atrás.


(Es la foto de la fiesta. detrás está Rodrigo haciéndonos "cachitos" a S. y a mí)

Me despedí y, dicho y hecho, mientras caminaba pasó la camioneta y me subí.

Fuimos a la playa. No pasó de los besos y del manoseo. Ahora que tengo (algo de) experiencia imagino que le vacilaba la idea de estarse levantando una chiquilla, pero que en el fondo se cagaba de miedo de hacerlo (por su hija, su matrimonio, por el hecho de estarme "cagando" la mente) en media hora regresé a mi casa y me masturbé toda la semana pensando en él.

Fui a casa de S. varias veces y no sé si me evitó o por "suerte" no lo encontré. Pero me tenía ansiosa cada vez que iba. Lo vi muy pocas veces y como si nada hubiera pasado.

Al año S. tuvo una hermanita y se mudó a Miami con toda la familia. Vi a S. un par de veces, cuando vino de visita, y estaba regia, casada con un gringo y con un pequeñín que parece un ángel de estampita.

De Rodrigo no sé nada. No me atreví a preguntarle a S. Me encantaría saber qué es de su vida, verlo tal vez. Hay días, como hoy, en los que me asaltan las ganas de verlo y que vea en lo que se convirtió esa niña tímida a la quien le dio (sin saberlo quizá) el primer beso. No sé. Tomarnos un café, ir a la misma playa y que ahora le tiemblen a él las piernas.

Ojalá lea blogs y se encuentre con éste. Por eso no cambié su nombre, él sabrá que hablo de él. Deseo verlo, no que se tire debajo de un tren.

Escrito en mi piel por: Marcela L. @ 11:17 a. m. :: (2) comments

jueves, septiembre 07, 2006

Mi marido es bien macho (lástima)

Quien ahora es mi esposo fue mi novio por muchos años. Creo que terminé casándome por una especie de rutina y costumbre: puede decirse que no puedo vivir sin él, no me imagino lejos de él.

Esto no quiere decir que no haya probado de otros cuerpos. Algunas veces pude comprobar lo mucho que me perdía por estar con él, otras (las más) confirmar que hacía bien al acostarme con alguien que conce mi cuerpo tan, pero tan bien (es que hay cada torpe, él no es el caso)

Hay una cosa, sin embargo, que me molesta en nuestra vida sexual (hoy conyugal): el machismo.

No me refiero al machismo como un medio de sojuzgar a la mujer, para nada, él más bien es considerado y se preocupa mucho de satisfacerme en lo que puede (y como puede). Me refiero a la falta de seguridad (imagino que es eso) que tiene cuando lo toco en zonas no muy convencionales.

Rafael era un chico de mi instituto. Era delgado, largo y lindo como una quinceañera. Tenía el pelo más largo que yo (en esa época yo lo llevaba cortito) y tenía un pene larguísimo. Era lo que más me llamaba la atención de él. Era desproporcionado con su cuerpo (y eso que era bien alto) y me encantaba, sentía una atracción enfermiza hacia su órgano. Sin embargo Rafa era muy sensible y le gustaba experimentar.

Lo que más lo exitaba era colocarse en la posición de la mujer y emular que yo era un hombre que lo penetraba. Con sus testículos él frotaba mi clítoris y con cierta dificultad llegábamos. Era interesante esa posición, me sentía poderosa, como si la posibilidad de "penetrar" a alguien me exitara. Obviamente no lo penetraba. Él tampoco a mí pero eyaculaba siempre, lo que me exitaba más (cuando a una la penetran no ve ni siente tanto esa tibia explosión líquida sobre la piel), luego de estos juegos sentía que era lo más cerca que había estado de ser una lesbiana.

Eso fue hace mucho. He intentado, sin éxito, que mi "marido" juegue a algo similar. Lo acaricio por los muslos, luego voy subiendo y haga lo que haga (oral y todo)salta como cogido por un rayo cuando mis dedos juguetean con su trasero.

El otro día se molestó y me preguntó si creía que era maricón. "No, no creo que seas maricón, creo que eres un machista prehistórico que tira como tiraba su tatarabuelo" (obvio, no lo dije, lo pensé mientras decía: "no mi amor, para nada...")

No sé si estaré mal, pero a veces me gustaría tener un pene. Y grande, como el de Rafa.

Escrito en mi piel por: Marcela L. @ 5:32 p. m. :: (2) comments

viernes, septiembre 01, 2006

El crucifijo ahí... y yo masturbándome por ti

Sin sus manos, sin su mirada, regresé de este viaje vacío, con el nombre cambiado y llena de fotos en las que salimos sonriendo.

Pero si tu presencia, sin tus piernas fuertes, me siento cansada. En este momento, no sabes cómo te necesito. Y tengo un miedo horrible. ¿Cómo me puede afectar tanto? ¿Cómo no puedo agradecer ese poquito de tiempo que me diste el día de mi matrimonio en vez de tener esta sensación horrible de que se nos van cerrando puertas? Me sorprendo a mí misma.

Creo que en el fondo es puro terror a separarme de ti. Y una tristeza honda que se va colando por toda mi sangre. Ya salté, pero hay tiburones y mareas en este mar nuevo. Y ni siquiera he empezado a nadar. El agua está fria, pero el horizonte es amplio. Las despedidas, el miedo, el miedo a SEPARARME DE TI.

Anoche llegué a Lima, le dije que iba a visitar a unas amigas y di vueltas con el carro por horas. Al final entré a la iglesia (imagínense el desconcierto mental: la ví abierta, la del parque Kenedy) estaba llena de gente. Entré.

La gente me miró, yo Lo miré. No me dijo nada, como de costumbre, como hace más de veinte años. Sólo la gente me siguió mirando, tal vez debí entrar por el costado, arrodillarme ante Èl y santiguarme como en el colegio. No entrar por el medio, avanzar al borde del altar y mirarlo a los ojos tan descaradamente.

No dijo nada. Sólo me quedó sonreir. Ese Dios está muerto. Se murió. Tal vez nunca nació. Para todos esos está mejor muertito y callado. Para todos ellos es mejor escuchar a sus propias voces y pensar que es Él es quien habla.

Yo sólo sonreí y me di media vuelta... rumbo a los museos, aunque la gente siguiera mirando.

Escrito en mi piel por: Marcela L. @ 2:00 p. m. :: (0) comments

martes, agosto 29, 2006

Estoy negra

Menos de una semana de casada y ya me quiero ir.

No soporto estas tonterías del hotel. Yo le dije que quería irme de viaje, caminar, ver gente, comer, pero no... que es mejor un ressort con todo incluido. ¿Para qué? ¿Para que la pasemos tirando (eso está bueno aún) y chupando (él sobre todo) todo el día?

Ya estoy harta de la piscina, ya estoy harta de las fiestitas nocturnas. Odio tener que regresar después a la normalidad habiendo gastado estos días en esta bufonada.

En fin, mejor me calmo y le veo el lado amable a las cosas.

Por ejemplo: hoy conocí a uno de los que trabaja aquí. Es un dominicano muy simpático, se llama Roger. No, no sean mal pensados. Está bueno pero no ha pasado nada. Bueno sí, un par de miraditas y punto. Con eso él ya tiene.

Aunque creo que no me haría problema si un día de estos pasa algo. Eso es lo que me asusta de mí, soy demasiado suicida: sé que me voy a arrepentir pero quiero ver qué pasa. (¿Qué puede pasar? a veces los hombres creen que las mujeres somos como perritas que le ponemos la cola a un macho, nos montan y todos felices. Pues no, queridos amigos. No es fácil ligar para una mujer. No al menos una que no tiene pinta putona, los hombres son los que quieren tener la iniciativa. Y a veces se demoran...)

En fin, estoy preocupadísima con esto. No tengo más que días de "señora" y ya estoy pensando en sacar los pies del plato. ¡Por Dios!

Escrito en mi piel por: Marcela L. @ 6:42 a. m. :: (199) comments

domingo, agosto 27, 2006

Me casé

Todo fue tan rápido. Fue ayer, con fiesta, tragos, baile y todo.

Y hoy estoy en este hotel con resaca. Él divirtiéndose en la piscina y yo descansando del día "agitado" que hemos tenido.

Aún me arde. Pero no por él. Me arde desde ayer en la mañana, cuando dejé entrar "intempestivamente" a P, con el cuento de que sería la última vez.

Qué segura estoy de que no será la última. Eso me preocupa. ¡Ahora soy una mujer casada!

¿Y cómo le explicas que te está doliendo cuando se supone que hace tiempo que no teníamos nada?

¡Dios!

Escrito en mi piel por: Marcela L. @ 4:57 p. m. :: (3) comments

Picazón

Sé que siempre preguntarán, porque tendrán picazón por preguntar, si la foto de la barra es mía. Sí, es mía. Soy yo. Rásquense un poquito. Bueno, un poquito más. Y síganse rascando. A mí me encanta rascarme.

Lunares

Puedes escribir lo que quieras sobre mí. Sólo te pido: que sea con suavidad. Así como te entrego mi piel completa, espero que escribas con amor y acaríciame. Si tus uñas o dientes me hacen daño ten por seguro que jamás me volverás a tocar.
Lee mi piel, escribe sobre ella, pero con cariño: marcelandauro@yahoo.com

Tocaron mi piel

Dicen que una se viste esperando ser desvestida. Mi estado natural es desnuda. Todo lo que escriba sobre mí es reflejo de lo que traigo dentro. No son historias, ni cuentos. Es mi vida. No necesito ocultar nada.
Rozaron mi piel:

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